Las juventudes siguen luchando: protagonistas de la historia argentina


En la Argentina contemporánea, las juventudes han vuelto a levantarse. El 23 de abril, el 2 de octubre y este reciente miércoles. Desde que un grupo de diputados y diputadas decidieran no escuchar a las mayorías, también elegidas por el voto popular, y reafirmar el veto presidencial, terminando así con la esperanza de un financiamiento universitario útil, las y los estudiantes argentinos han decidido tomar facultades en todas las provincias.

Esta lucha, sin embargo, es solo la más reciente de una larga serie de momentos históricos en los que las juventudes argentinas han jugado un rol protagónico.

Un legado de lucha

Desde la Reforma Universitaria de 1918 hasta la crisis de 2001, las juventudes han sido agentes de cambio, luchando no solo por sus derechos, sino por el futuro de la nación. En cada una de estas luchas, las y los jóvenes han demostrado su compromiso inquebrantable con la justicia social, los derechos humanos y la democracia.

La Reforma Universitaria de 1918: Luchando por la educación

El movimiento de 1918 fue uno de los primeros en demostrar el poder de los estudiantes. La protesta comenzó en la Universidad Nacional de Córdoba y rápidamente se extendió por todo el país y América Latina. Las y los jóvenes exigían la democratización de la educación, el cogobierno y el acceso igualitario a las universidades.

Hipólito Yrigoyen, entonces presidente y líder de la Unión Cívica Radical, supo ver en esa protesta un futuro mejor para el país: «La juventud ha dado ejemplo», al haber encendido la antorcha que iluminaría el porvenir de la universidad argentina.

Yrigoyen entendía que el cambio social pasaba por las manos de los jóvenes. Gracias a su apoyo, la reforma no solo triunfó, sino que redefinió la estructura educativa del país.

Cordobazo de 1969: Obreros y estudiantes, unidos en la resistencia

El Cordobazo fue un momento de convergencia entre obreros y estudiantes que se alzaron contra la dictadura de Onganía. El 29 de mayo de 1969, la ciudad de Córdoba se transformó en el epicentro de la resistencia popular, con miles de jóvenes y trabajadores que luchaban en una de las más grandes movilizaciones populares de la historia reciente.

Ricardo Balbín, líder de la UCR en ese entonces, reconoció el papel crucial de las juventudes. El Cordobazo fue una consecuencia lógica del agotamiento de una dictadura que no escucha a la sociedad y menos a los jóvenes.

Para Balbín, el movimiento estudiantil no solo era una reacción, sino una manifestación de la creciente insatisfacción que los jóvenes sentían frente a un régimen opresor.

Perón y el fin del arancelamiento universitario: un derecho consolidado

En 1949, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, se anunció la eliminación de los aranceles universitarios, una medida que marcó un antes y un después en la historia de la educación pública argentina. La decisión permitió que miles de jóvenes de sectores populares accedieran por primera vez a la educación superior.

Perón declaró en ese entonces: “Queremos una universidad abierta al pueblo, sin barreras económicas que impidan el acceso de los hijos de los trabajadores a la enseñanza superior”.

Esta medida consolidó el acceso universal a la universidad, convirtiéndose en un derecho fundamental que aún hoy (hoy, literalmente) es defendido por las juventudes.

La Noche de los Lápices: El costo de la lucha por los derechos estudiantiles

En septiembre de 1976, durante la última dictadura militar, estudiantes secundarios que exigían el derecho al boleto estudiantil fueron secuestrados y desaparecidos. La Noche de los Lápices se convirtió en un símbolo del terrorismo de Estado y de la valentía de la juventud frente a la represión.

Raúl Alfonsín, quien lideró la recuperación de la democracia en 1983, recordó a esos jóvenes con profundo respeto. Los jóvenes desaparecidos no murieron por pensar diferente. Murieron porque representaban el futuro. Este futuro que la dictadura intentó silenciar «será la esperanza de nuestra democracia».

Primavera Democrática de 1983: Juventud, esperanza y cambio

El regreso a la democracia en 1983 fue otro punto de inflexión en la historia argentina. Raúl Alfonsín, respaldado por una fuerte base juvenil, lideró la campaña que puso fin a la dictadura. Los jóvenes se convirtieron en un motor de esperanza y renovación política, reclamando justicia y verdad.

Alfonsín, como presidente, destacó la centralidad de las juventudes: «La democracia no se construye sola». Se construyó y se construye con el compromiso de las juventudes, que han sido el motor de este nuevo amanecer para la Argentina.

Argentinazo de 2001: El grito de una generación

La crisis económica y política de 2001 llevó a miles de jóvenes a las calles, exigiendo un cambio profundo. La consigna «que se vayan todos» reflejaba el hartazgo de una generación que no veía futuro en el sistema neoliberal vigente. El Argentinazo marcó un el punto de inflexión, y aunque no se recuerde como un hito exclusivamente juvenil, los jóvenes fueron una fuerza movilizadora clave.

Las juventudes no se detienen

Hoy, las juventudes argentinas siguen en pie de lucha. La reciente toma de universidades es solo el más reciente capítulo de una historia en la que las y los jóvenes han sido el pulso que marca el cambio. Es claro que las y los jóvenes seguirán construyendo el país que sueñan, luchando por sus derechos y los de las futuras generaciones.

Las juventudes no son solo el futuro al que parece que no se llega nunca. Son el presente. Ayer, hoy y siempre.

 

M. Fernanda Rossi.


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